¿Por qué las moscas se multiplican en verano?

Todo el año tranquilos y, de pronto, llega el verano y las moscas nos invaden. En la cocina o al aire libre resultan repulsivas y, además, suelen ser bastante pesadas. Precisamente, por esta razón una de las dudas más frecuentes que nos realizan en nuestra empresa de control de plagas en Galicia es por qué durante estos meses tenemos que soportar a estos insufribles insectos. Sabemos de sobra que estos pequeños seres no son demasiado higiénicos y, aunque no pican ni muerden, no nos gusta verlos campar a sus anchas por nuestra comida. El principal motivo para que el número de ejemplares de esta especie en verano resulte excesivo responde a su capacidad reproductora.

Descripción

Son muy pocas las moscas que sobreviven al largo y frío invierno, pero las que lo consiguen son aquellas que aseguran la supervivencia de su especie. Las cifras son contundentes, una mosca hembra puede poner cientos de huevos en una sola puesta y lo hacen varias veces a lo largo del verano. El número de ejemplares que pueden surgir de una única mosca resulta escalofriante. Aunque es cierto que muchos de ellos mueren antes de alcanzar la edad adulta y otros son devorados por depredadores. De hecho, estas crías, aunque sus madres se empeñen en esconderlas, resultan deliciosas para las aves. Otro dato curioso es que el sexo de las moscas de los huevos se repartirá al 50%.

La función de los machos es clara, se dedicarán en exclusiva a la fecundación, por este motivo su vida es mucho más corta que la de las hembras. Teniendo en cuenta los hábitos reproductivos de estos insectos tenemos una respuesta sencilla a la auténtica invasión de moscas que sufrimos cada año por estas fechas. Desde Galides queremos señalar que no todas las moscas son iguales y que existen varias especies de este insecto tan común.

Aunque estamos habituados a verlas, muchas veces desconocemos que la típica mosca doméstica puede ser portadora de gran cantidad de enfermedades, incluyendo dolencias que hace años eran mortales, como la tuberculosis. Es evidente que ponen en riesgo nuestra salud, pudiendo contagiarnos mediante alimentos contaminados o al entrar en contacto con sus patas o su boca donde pueden trasladar los agentes patógenos. Así que eliminar su presencia de nuestra propiedad debe de ser siempre una prioridad.