Cómo afecta el calentamiento global al comportamiento de los mosquitos
El calor es el mejor aliado para la reproducción de los insectos, cuando las temperaturas suben comienzan a dejarse ver. La mayoría de las plagas abandona sus escondites en busca de comida y agua y multiplican su número de ejemplares. Por estas fechas es normal que los mosquitos hagan su aparición en escena, sin embargo, este año ya hace tiempo que comenzaron a molestarnos con nocturnidad y alevosía. La pasada primavera ha sido una de las más cálidas en muchos años y los efectos del cambio climático se dejan notar. Como empresa de control de plagas en Galicia te contamos que según una investigación científica, el aumento de la temperatura global podría afectar a la efectividad de los insecticidas.
Descripción
Es cierto que este año ha sido un poco atípico en lo que a temperaturas se refiere, el pasado mes de diciembre se superaron los 20ºC en la zona norte del país y, por este motivo, hemos vivido un hecho inusual: la presencia de mosquitos en pleno invierno. Según la investigación realizada por la Sociedad Americana de Entomología, las sustancias químicas empleadas para combatir a estos insectos podrían perder su efectividad ante el calentamiento global. Un hecho poco halagüeño, si tenemos en cuenta la cantidad de noticias que hemos visto en los últimos meses relacionadas con el mosquito. Como, por ejemplo, la incidencia del virus Zika que se transmite por la picadura de este insecto.
Precisamente, sobre el papel de los mosquitos en la transmisión de enfermedades se ha hecho hincapié en la investigación realizada por la Universidad de Montana. Los investigadores Shavon Whiten y Robert Peterson, han encontrado evidencias de que la permetrina pierde parte de su eficacia en la erradicación del mosquito de la fiebre amarilla, que puede causar otras dolencias de gravedad como el dengue.
Desde Galides queremos destacar una parte del estudio que señala que el estrés que sufren los mosquitos con el aumento generalizado de las temperaturas puede hacer variar su comportamiento, llegando incluso a afectar a la efectividad de los insecticidas. Motivo por el cual nos vemos obligados a evolucionar y buscar nuevos métodos de control más eficientes y sostenibles.